martes, 14 de abril de 2015

             Comentarios " Cronicas de una muerte anunciada"


Texto 1


En el fragmento que sigue se describe cómo Pura Vicario golpea a su hija después de que Bayardo San Román la devolviera a su casa. Comenta hasta qué punto la violencia doméstica se corresponde con una circunstancia común al mundo actual. 

   Se había dormido a fondo cuando tocaron a la puerta. «Fueron tres toques muy despacio -le contó a mi madre, pero tenían esa cosa rara de las malas noticias.» Le contó que había abierto la puerta sin encender la luz para no despertar a nadie, y vio a Bayardo San Román en el resplandor del farol público, con la camisa de seda sin abotonar y los pantalones de fantasía sostenidos con tirantes elásticos. «Tenía ese color verde de los sueños», le dijo Pura Vicario a mi madre. Ángela Vicario estaba en la sombra, de modo que sólo la vio cuando Bayardo San Román la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de raso en piltrafas y estaba envuelta con una toalla hasta la cintura. Pura Vicario creyó que se habían desbarrancado con el automóvil y estaban muertos en el fondo del precipicio.
   Ave María Purísima -dijo aterrada-. Contesten si todavía son de este mundo. Bayardo San Román no entró, sino que empujó con suavidad a su esposa hacia el interior de la casa, sin decir una palabra. Después besó a Pura Vicario en la mejilla y le habló con una voz de muy hondo desaliento pero con mucha ternura.         
–Gracias por todo, madre -le dijo-. Usted es una santa.
   Sólo Pura Vicario supo lo que hizo en las dos horas siguientes, y se fue a la muerte con su secreto. «Lo único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a matar», me contó Ángela Vicario. Pero hasta eso lo hizo con tanto sigilo, que su marido y sus hijas mayores, dormidos en los otros cuartos, no se enteraron de nada hasta el amanecer cuando ya estaba consumado el desastre.
   Los gemelos volvieron a la casa un poco antes de las tres, llamados de urgencia por su madre. Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá del comedor y con la cara macerada a golpes, pero había terminado de llorar. «Ya no estaba asustada -me dijo-. Al contrario: sentía como si por fin me hubiera quitado de encima la conduerma de la muerte, y lo único que quería era que todo terminara rápido para tirarme a dormir.»
   Pedro Vicario, el más resuelto de los hermanos, la levantó en vilo por la cintura y la sentó en la mesa del comedor.
-Anda, niña -le dijo temblando de rabia-: dinos quién fue.
   Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre. -Santiago Nasar -dijo.

> El tema : la deshonra de la familia de Ángela Vicario.



>Respecto a la estructura interna de este texto, la podemos dividir en tres partes:



-La primera parte, que corresponde con los dos primeros párrafos, la línea del 1 hasta la 10. El autor expone argumentos en los que explica la situación en la que se encuentran los personajes, para situar al lector.



-La segunda parte, corresponde desde la línea 11 hasta la línea 20. Representa lo que le hace Pura Vicario a su hija tras enterarse de lo ocurrido.



-Y la tercera y última parte, va desde la línea 21hasta el final de este texto. Es el final, en el que los hermanos de Ángela la encuentran tumbada,la levantan y le preguntan quién a sido la persona que le a hecho eso, hasta que ella responde que fue Santiago Nasar.

 



>Comentario crítico :

Este fragmento pertecene a “Crónica de una muerte anunciada” cuyo autor es Grabriel García Márquez, nacido en Colombia en 1928.
El autor consigue mezclar elementos periodísticos y literarios para formar su novela, caracterizada por lo cotidiano frente a lo novedoso de la novela policíaca.

 Este autor impulsó en los años sesenta la narrativa hispanoamericana llamada “realismo mágico”, género que mostraba lo real con lo ficticio, cuya finalidad era expresar sus emociones. Además, se caracteriza por la renovación de técnicas narrativas, universalismo de temas que plantea , protagonismo del ser humano inmerso en la problemática existencial, subjetivismo, ruptura de la linealidad del tiempo e incorporación del monólogo interior.
En 1982, obtuvo el Premio Nobel de Literatura.


Nos encontramos ante una época del siglo XX de gran inestabilidad social, política y cultural, dónde se mostraba mucha violencia debido a las deudas de honor.

En esta obra puede reflejarse la obra la presencia de violencia por el crimen y el machismo.
Crónica de una muerte anunciada está compuesta por cinco capítulos que no siguen un orden cronológico con estructura circular ya que empieza y termina con el mismo tema, donde tan solo dura unas horas y que avanza y retrocede a su antojo sobre lo sucedido de los protagonistas.
En él desarrolla todo lo sucedido con la muerte de Santiago, el cual se caracteriza por la imposibilidad de llegar a la verdad absoluta ya que quedan hechos sin resolver como el asesinato que fue anunciado y no se pudo evitar, por lo que lleva a un choque entre casualidad y destino.

Esta obra pertenece al segundo capítulo cuyo tema es la deshonra de la novia. Predomina la modalidad descriptiva y dialogal.
Texto 2
A partir de la expresión con la que Magalena Oliver caracteriza a Bayardo San Román, elabora un comentario crítico en el que valores la consideración social hacia homosexualidad.


Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había venido por primera vez en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda. Llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata que hacían juego con las hebillas de la correa y las argollas de los botines. Andaba por los treinta años, pero muy bien escondidos, pues tenía una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre. Llegó con una chaqueta corta y un pantalón muy estrecho, ambos de becerro natural, y unos guantes de cabritilla del mismo color . Magdalena Oliver había venido con él en el buque y no pudo quitarle la vista de encima durante el viaje.
   «Parecía marica -me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.» No fue la única que lo pensó, ni tampoco la última en darse cuenta de que Bayardo San Román no era un hombre de conocer a primera vista.
   Mi madre me escribió al colegio a fines de agosto y me decía en una nota casual: «Ha venido un hombre muy raro». En la carta siguiente me decía: «El hombre raro se llama Bayardo San Román, y todo el inundo dice que es encantador, pero yo no lo he visto». Nadie supo nunca a qué vino. A alguien que no resistió la tentación de preguntárselo, un poco antes de la boda, le contestó: «Andaba de pueblo en pueblo buscando con quien casarme». Podía haber sido verdad, pero lo mismo hubiera contestado cualquier otra cosa, pues tenía una manera de hablar que más bien le servía para ocultar que para decir. La noche en que llegó dio a entender en el cine que era ingeniero de trenes, y habló de la urgencia de construir un ferrocarril hasta el interior para anticiparnos a las veleidades del río. Al día siguiente tuvo que mandar un telegrama, y él mismo lo transmitió con el manipulador, y además le enseñó al telegrafista una fórmula suya para seguir usando las pilas agotadas. Con la misma propiedad había hablado de enfermedades fronterizas con un médico militar que pasó por aquellos meses haciendo la leva. Le gustaban las fiestas ruidosas y largas, pero era de buen beber, separador de pleitos y enemigo de juegos de manos. Un domingo después de misa desafió a los nadadores más diestros, que eran muchos, y dejó rezagados a los mejores con veinte brazadas de ida y vuelta a través del río. Mi madre me lo contó en una carta, y al final me hizo un comentario muy suyo: «Parece que también está nadando en oro». Esto respondía a la leyenda prematura de que Bayardo San Román no sólo era capaz de hacer todo, y de hacerlo muy bien, sino que además disponía de recursos interminables.
   Mi madre le dio la bendición final en una carta de octubre. «La gente lo quiere mucho -me decía-, porque es honrado y de buen corazón , y el domingo pasado comulgó de rodillas y ayudó a la misa en latín.» En ese tiempo no estaba permitido comulgar de pie y sólo se oficiaba en latín, pero mi madre suele hacer esa clase de precisiones superfluas cuando quiere llegar al fondo de las cosas. Sin embargo, después de ese veredicto consagratorio me escribió dos cartas más en las que nada me decía sobre Bayardo San Román, ni siquiera cuando fue demasiado sabido que quería casarse con Ángela Vicario. Sólo mucho después de la boda desgraciada me confesó que lo había conocido cuando ya era muy tarde para corregir la carta de octubre, y que sus ojos de oro le habían causado un estremecimiento de espanto.
-Se me pareció al diablo -me dijo-, pero tú mismo me habías dicho que esas cosas no se deben decir por escrito.
 TEMA :
Las diferentes interpretaciones sobre la personalidad de Bayardo San Román.

RESUMEN :
El narrador principal de la historia describe la llegada de Bayardo San Román al pueblo según testimonios de algunos vecinos. En un principio, la gente piensa que es homosexual por su elegante vestidura, sin embargo pronto descubren que su objetivo era encontrar a una joven con la que casarse. Poco a poco, los habitantes le van conociendo y descubren que es un gran muchacho.  Pero cuando abandona a su mujer, Ángela Vicario, al descubrir que ella no era virgen, lo toman como un diablo, como le menciona su madre en las cartas contándole todo lo ocurrido en aquellos meses en los que el narrador no está en su pueblo.

ESTRUCTURA :
El fragmento presenta una estructura externa de cinco párrafos que se agrupan atendiendo a su estructura interna y sucesión de los hechos en tres partes.
En primer lugar encontramos el planteamiento que corresponde con los dos primeros párrafos en los que se describe al protagonista de nuestro fragmento, Bayardo San Román, según el testimonio de Magdalena Oliver, una mujer que había venido con él en el buque hasta el pueblo. Lo describe como un hombre apuesto, cercanos a los treinta años pero muy bien aparentados, y además muy elegante al vestir, tanto que le pareció homosexual, o como la mujer menciona en el texto, "marica", y ella no era la única.
En segundo lugar se encuentra el nudo o conflicto que correspondería con el tercer párrafo en el que el narrador nos resume algunos de los hechos vividos en el pueblo con San Román a partir de lo que su madre le contaba en las cartas, y que nos permite conocerlo un poco más, como la intención de casarse con alguna joven (desmintiendo su aparente homosexualidad), su múltiples conocimientos aunque su profesión era ingeniero de trenes, su afición a las largas y ruidosas juergas, su capacidad física de natación, y además parecer ser que también tenía un gran capital.
Por último, nos encontramos con el desenlace del fragmento, en el que la madre del narrador al principio aclara en una de sus cartas el gran hombre que era Bayardo San Román que incluso hacía cosas que eran obligatorias hacer, como dar misa de rodillas y en latín. Sin embargo, finalmente tras la desgraciada boda entre Bayardo y Ángela Vicario, le confiesa a su hijo su parecer sobre el joven al descubrir que su esposa no era virgen; éste se había enfadado tanto que incluso se le parecía al diablo.

COMENTARIO CRÍTICO :
El fragmento a comentar se corresponde con un texto literario - narrativo perteneciente a Crónica de una muerte anunciada, obra realizada por Gabriel García Márquez nacido en Colombia el 1928. Perteneció al grupo de escritores que impulsaron la narrativa hispanoamericana en los años 60, siendo este autor el más conocido. La tipología textual de esta obra es muy característica puesto que se advierte una clara mezcla del estilo periodístico con el literario, entre una crónica periodística y una novela policiaca, incluso amorosa. Concretamente en este fragmento, se nos presenta la llegada de Bayardo San Román al pueblo a través de la narración y la descripción, y las impresiones de los vecinos sobre él.

El tema de esta obra no es de gran originalidad al tratarse de un asesinato, temática típica de las novelas policiacas, aunque si una gran actualidad. Sin embargo, podemos destacar el tratamiento novedoso que utiliza el autor: narrar una historia a través de una crónica.

En cuanto a su estructura, podemos considerarla original y eficaz al no ser igual que cualquier otra novela contemporánea. La obra se compone de cinco capítulos pero los hechos no transcurren de forma lineal, sino que el narrador reconstruye los hechos poco a poco mediante las prolepsis y analepsis. 
Podemos apreciar los elementos propios de las obras narrativas. Por un lado encontramos el narrador, el cual es múltiple porque la historia se reconstruye desde distintas perspectivas: desde un personaje testigo de todo lo ocurrido y desde un personaje secundario que cuenta los hechos en primera persona. Por otro lado encontramos la técnica narrativa a través del tiempo, el cual es cíclico debido a que comienza con el protagonista ya asesinado, y el resto de la historia se descompone en momentos; el espacio, aunque en la obra no dice el nombre si se hay referencias a Manaure y Rioacha, lo que nos hace pensar que se localiza en el pueblo natal de García Márquez, Sierra de Santa Marta; y por último, los personajes que aparecen en esta obra son múltiples, como Santiago Nasar (protagonista, joven que es asesinado), Ángela Vicario ( la joven que fue deshonrada), Bayardo San Román (hombre elegante y adinerado) que corresponde con el protagonista de nuestro fragmento, los hemanos Vicario (asesinos de Santiago Nasar), y muchos más secundarios que conocían la intención de estos últimos desde el principio.

Respecto a la interpretación y valoración de otros aspectos, podemos apreciar el tono adoptado por el autor, serio y reflexivo al tratarse de una crónica sobre un tema tan grave como un asesinato; el registro empleado es formal por el lenguaje culto propio del periodista y de las familias aristocráticas que aparecen en la obra, aunque  podemos resaltar el vocabulario más coloquial, e incluso vulgar, del resto de personajes, especialmente de los hermanos Vicario, debido a su procedencia a familias humildes. En cuanto al estilo del autor, podemos reconocer cierta ironía aunque también una profunda elaboración en el trabajo, al lograr dotar de verosimilitud aquello que es increíble y al sentimiento de incertidumbre por la duda constante.

El autor claramente consigue a través de esa entonación irónica transmitirnos una crítica a la sociedad de su época, especialmente en aspectos como la importancia de la honra, la educación, las estructuras sociales del caciquismo, el gran poder de la Iglesia con la supuesta llegada del Obispo, que causa un ambiente de gran entusiasmo, y diferenciar entre las distintas clases sociales aún presentes con personajes como Santiago Nasar o Bayardo San Román, que harían referencia a las clases más altas, mientras que otros como la familia Vicario o algunos vecinos del pueblo pertenecerían a las clases medias o incluso bajas.  Más concretamente, en nuestro fragmento podemos apreciar como García Márquez pretende hacernos ver la hipocresía y la visión tan tradicional tan propia de aquel momento. Tras la llegada de Bayardo San Román al pueblo, la primera impresión de muchos fue su tendencia homosexual, y simplemente por su elegancia al vestir. Lo consideraron como un caso perdido, puesto que era un hombre de muy buen ver y muy apropiado para cualquier mujer. Finalmente descubren que su intención es casarse. Desgraciadamente esta situación no ha cambiado mucho tras 50 años. Actualmente gran parte de la sociedad continúa manteniendo esa visión negativa contra la homosexualidad, como si aquellos que se ven atraídos por personas de su mismo sexo no fueran normales. Tanto hombres como mujeres pueden ser homosexuales, pero siempre son estos últimos los más afectados por las críticas. Se les llega a denominar con términos peyorativos tales como "marica", empleado en el texto para definir a Bayardo San Román, o incluso peores.Y la verdad es que es una actitud primitiva para considerarnos hombres y encontrarnos en el siglo XXI.
 En primer lugar, debemos tener en cuenta que las falsas apariencias engañan, al igual que le ocurrió a Magdalena Oliver en nuestro fragmento. El aspecto exterior puede transmitirnos algo que no corresponde con el interior. Sin embargo, en aquella época era imprescindible una buena apariencia antes que tus propias emociones, para evitar que los demás hablasen mal de ti, algo que tampoco ha variado en cantidad después de la supuesta evolución del ser humano.
En segundo lugar, la homosexualidad no es una enfermedad, como muchos piensan y como la Iglesia pretende enseñarnos, un poder muy presente en la vida cotidiana de aquella época. Debemos tener presente que la tendencia sexual de cada persona no nos hace ser diferentes. Si teóricamente todos somos iguales y tenemos los mismos derechos independientemente de nuestro físico, ¿por qué no también sin tener en cuenta nuestra personalidad? Todos tenemos derecho a buscar nuestra felicidad, y nuestra orientación sexual no puede ser un condicionante para ello. Sin embargo, la realidad es que no hemos evolucionado en ese aspecto. Continuamos viendo a un homosexual como una persona anormal, un caso perdido, incluso peor que si tuviera una enfermedad demencial. Y esta visión tan despreciable solo provoca que gran parte de las personas homosexuales o "geys" como se denominan en estos tiempos más modernos, se repriman, se sientan mal por como son realmente y se oculten tras una fachada aparentado ser algo que no son, siendo de esta forma infelices.

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